miércoles, 23 de diciembre de 2015

Feliz Navidad a todos: "Regalo de Navidad", o "El Regalo de los Reyes Magos" (1905), de O. Henry

Amo la Navidad!! Y ustedes? Me encanta armar mi arbolito, poner en un lugar especial mi lindo pesebre, preparar una cena rica, adornar la mesa para la ocasión, hasta mi oficina está decorada como corresponde. Sólo me falta vestirme de Viejo Pascuero! (Santa Claus o Papá Noel para los amigos extranjeros de la Librotería) Y eso es lo que no me gusta de la Navidad. Tener que estresarse comprando regalos, y esa obligación de que el resto tiene que comprarte regalos. Eso arruina todo. Porque para comprar regalos necesitas tiempo y dinero, y el dinero es culpable de todos los males del mundo. Familia, amigos, compañeros, amigo secreto... etc. Es que acaso no existe la Navidad sin regalos?
La primera Navidad, allá por el año 0, no tuvo cena. Según la Biblia, la Virgen María y San José ni siquiera disponían de una habitación para el nacimiento de su hijo. Y los Reyes Magos llegaron más o menos una semana después, trayendo presentes para el Rey de Reyes. Conclusión: en la primera Navidad tampoco hubo entrega de regalos. Entonces, si esta bella celebración se trata de recordar el nacimiento de Jesús, por qué rayos los regalos son lo que más preocupa a las personas?
Mi Navidad ideal es la que, gracias a Dios, celebro cada año. Con mis seres queridos, compartiendo todos juntos. Algunos ya han partido, como mis abuelitos y mis abuelitas, y es también una linda oportunidad de recordarlos. A las 12 en punto llevo a mis sobrinos a la calle, para ver pasar al Viejito en su trineo. Felizmente, todos lo ven! En esos escasos minutos se ponen los regalos en el arbolito, y alguien se lleva el paquetito de galletas y la bebida que mi sobrina deja sobre la mesa de centro para el Viejito, "porque tiene que dar la vuelta al mundo y no come nada". Cuando entro con los niños, el griterío es emocionante. Un caos hermoso. Si llegan amigos a saludar, bienvenidos. En mi casa siempre habrá algo rico para compartir con ellos.
No es que yo esté en contra de hacer regalos o recibirlos. Cuando yo era niña, el Viejito siempre me trajo lo que le pedí. Sin embargo, en mi familia, si bien nuestra situación económica siempre ha sido buena (toco madera) la austeridad era algo muy importante. No era egoísmo: es austeridad. Creo que cualquier persona que, como yo, fue niño en los años 80, bajo la férula pinochetista, tiene un sentimiento parecido. En tiempos de crisis económicas, ollas comunes, enormes tasas de desempleo y constantes violaciones a los Derechos Humanos, había también solidaridad. Mis padres, por ejemplo, colaboraban comprando juguetes, alimentos y ropa para los niños a los que el Viejo no les llevaría nada porque sus papás estaban cesantes o presos. Y mucha gente más lo hacía.



Dicen que el libro apropiado en el momento justo es el mejor regalo.

Además, por esos años, cuando yo recién aprendía a leer, cayó en mis manos un librito de Editorial Quimantú llamado "Regalo de Navidad". Debo haber tenido unos siete años y no lo entendí bien, pero me quedó en la mente el sacrificio enorme de ese matrimonio, donde ambos renuncian a lo más valioso que tienen para poder darle una alegría al otro. Volví a leerlo cuando la dictadura había terminado, pude captar la historia por completo y creo firmemente que si todos leyeran este hermoso cuento, el mundo sería un lugar mejor. Les dejo el link para que reflexionen, y recuerden que la Navidad es una ocasión para compartir con la familia y las personas que uno quiere, y no para gastarse el sueldo o reventar su tarjeta de crédito comprando tonteras. Si sus niños no son consumistas, Ud. no les enseñe a serlo. 
Feliz Navidad a todos!!

Ahora sí el link:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/henry/el_regalo_de_los_reyes_magos.htm

martes, 17 de noviembre de 2015

No hay plazo que no se cumpla: Volviendo de África, de Corinne Hofmann

Saludos, amigos y amigas de la Librotería!! Hoy saldo una deuda MUY antigua: los comentarios a la segunda parte de la trilogía escrita por la suiza Corinne Hofmann, Volviendo de África. Aquí vamos.

Advertencia: HAY SPOILERS!!

Si la memoria no les falla, recordarán que hace un tiempo (más de un año, perdón) les hablé sobre cierta chica europea llamada Corinne que no encontró nada mejor que hacer con su vida que irse a vivir a África, casarse con un samburu y vivir en una choza hecha de caca de vaca, sin refrigerador, sin baño, sin TV, sin chocolates ni aire acondicionado. Lo que hacen algunas por amor. Y qué pasa cuando el amor se acaba? 


Corinne y Napirai en Suiza

Lo que hizo Corinne: tomas tu niñita, tu ropa y la de tu hija, y te subes a un avión que te lleva de regreso a Suiza. Suena fácil así, pero lo cierto es que Corinne es la resiliencia hecha mujer. Es digna de admiración por su capacidad de sobreponerse a todo lo que pueda pasar. Con la misma tenacidad que le permitió sobrevivir en Kenia, es capaz de reinventarse: busca trabajo en el comercio (y encuentra rápidamente, recordarán que antes de ser la Masai Blanca Corinne era dueña de una boutique para novias), consigue una casa cómoda para vivir con su hijita, participa en un grupo de madres solas, haciendo redes de amistad tanto para ella como para Napirai, la pequeñita a la que le molesta usar ropa abrigada, y no entiende por qué sus abuelos, tíos y primos tienen la piel de otro color, y por qué le hacen regalos de cumpleaños y Navidad, aunque sí le gusta la nieve, la comida suiza e ir al jardín infantil. Napirai tiene el mismo espíritu de su madre y se adapta rápidamente a su nueva vida. Corinne mantiene contacto esporádico con Lketinga (que encuentra nueva esposa a la velocidad de la luz, el muy vago) y un poco más con James, su hermano menor, e incluso les envía dinero cada vez que puede ya que la familia está en una compleja situación a causa de las guerrillas que se desatan en África. Entre su trabajo, la crianza de Napirai, el tiempo recuperado con su familia y sus nuevos amigos, y la preocupación por su familia política, empieza a escribir un diario de su vida en Kenia, el que será publicado después como La Masai Blanca
Dicen que las segundas partes nunca superan a las primeras, y creo que esta máxima se cumple en este caso. Volviendo de África no tiene la carga adrenalínica de La Masai Blanca, es una historia mesurada, tranquila, con un final previsible. Aún así, es un libro entretenido y le agradecemos a Corinne que su estilo de escritura sea tan diáfano. En mi caso personal, el primer libro me dejó con mucha curiosidad sobre la vida de Corinne luego de huir de Kenia, así que la lectura de Volviendo de África era casi una obligación para mí.



martes, 19 de mayo de 2015

50 sombras de Grey es una mierda!! Para l@s que saben, El Amante de Lady Chatterley

Un día de mi adolescencia, nos reunimos varias amigas en la casa de una de ellas. Luego de un rato de conversación femenina (novios, padres, moda, PAA, miss 17, quién era virgen y quién no) la dueña de casa nos habló de una "película prohibida", en la época que lo prohibido necesariamente tenía que ver con sexo. "La tengo, quieren verla?" preguntó Alejandra. Nadie dijo que no.
En realidad, luego de una media hora de ver los pechos de la noble e intentar entender la trama de la película, nadie le hizo caso y optamos por apagar el VHS y volver a nuestra charla de chicas. No me acordé del tema hasta que, varios años después (ya en mis 20) recorriendo una fascinante feria de pulgas, volví a encontrarme con Lady Chatterley. Y no en película. Era un libro. Decidí darle una segunda oportunidad a la dama; si en los años 80 y 90 era comentario obligado, por algo sería.
Cuando terminé el libro, me corrían las lágrimas (y también los mocos). Constance Reid, una mujer inglesa muy rica y muy educada (ídola, fue a la Universidad a principios de siglo!!) hija de un pintor y de una política, contrae matrimonio con el hijo de Sir Chatterley. Al poco tiempo de casados, Clifford, el marido, regresa parapléjico de la Primera Guerra Mundial; su padre muere de la pena que le provoca saber que su linaje no tendrá continuidad. Constance quiere ser mamá, y ya sin posibilidades de engendrar un hijo, se encarga del cuidado de su marido, lo que gradualmente la sumerge en una depresión terrible. Preocupada, su hermana mayor exige al cuñado que contrate una enfermera para que lo asista y así Connie pueda recuperarse. La mansión de los Chatterley, Wragby Hall, no está cerca de grandes ciudades, por lo que la mujer gasta su tiempo libre en largos paseos por el bosque de su propiedad y ocasionales visitas a los vecinos y al pueblo cercano. En esto, Clifford le sugiere que se embarace de algún hombre "que no sea inadecuado", que él criará al niño como su hijo y será el heredero de sus títulos y propiedades, ya que nadie sabe que su parálisis le impide ser padre. No obstante, para Connie no es tan fácil, y en uno de sus paseos por el bosque conoce al guardaparques de Wragby, quien sin ser un Apolo, es capaz de moverle ABSOLUTAMENTE TODO, desde el mundo como ella lo conoce hasta la última hormona de su cuerpecito. Aunque el autor dice y repite que el hombre no es guapo y es más bien corriente, yo lo imagino así:


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Mi versión de Oliver Mellors <3 
(en la película no es él)

No quiero hacer spoilers, así que únicamente les digo: lectura obligada para todos los amigos de la Librotería. También les diré que esta magnífica novela se publicó inicialmente en 1928, pero fue prohibida y censurada por las descripciones detallistas y concienzudas de las escenas de sexo. David Herbert Lawrence, maestrísimo!! Erotismo del bueno y redacción maravillosa (que aprenda la atorrante que escribió la mugre del Grey, acaso no fue a la escuela esa mujer?)
Recién en 1960 se imprimió en Inglaterra. Les dejo el link para que hagan la tarea ahora mismo: