Amo la Navidad!! Y ustedes? Me encanta armar mi arbolito, poner en un lugar especial mi lindo pesebre, preparar una cena rica, adornar la mesa para la ocasión, hasta mi oficina está decorada como corresponde. Sólo me falta vestirme de Viejo Pascuero! (Santa Claus o Papá Noel para los amigos extranjeros de la Librotería) Y eso es lo que no me gusta de la Navidad. Tener que estresarse comprando regalos, y esa obligación de que el resto tiene que comprarte regalos. Eso arruina todo. Porque para comprar regalos necesitas tiempo y dinero, y el dinero es culpable de todos los males del mundo. Familia, amigos, compañeros, amigo secreto... etc. Es que acaso no existe la Navidad sin regalos?
La primera Navidad, allá por el año 0, no tuvo cena. Según la Biblia, la Virgen María y San José ni siquiera disponían de una habitación para el nacimiento de su hijo. Y los Reyes Magos llegaron más o menos una semana después, trayendo presentes para el Rey de Reyes. Conclusión: en la primera Navidad tampoco hubo entrega de regalos. Entonces, si esta bella celebración se trata de recordar el nacimiento de Jesús, por qué rayos los regalos son lo que más preocupa a las personas?
Mi Navidad ideal es la que, gracias a Dios, celebro cada año. Con mis seres queridos, compartiendo todos juntos. Algunos ya han partido, como mis abuelitos y mis abuelitas, y es también una linda oportunidad de recordarlos. A las 12 en punto llevo a mis sobrinos a la calle, para ver pasar al Viejito en su trineo. Felizmente, todos lo ven! En esos escasos minutos se ponen los regalos en el arbolito, y alguien se lleva el paquetito de galletas y la bebida que mi sobrina deja sobre la mesa de centro para el Viejito, "porque tiene que dar la vuelta al mundo y no come nada". Cuando entro con los niños, el griterío es emocionante. Un caos hermoso. Si llegan amigos a saludar, bienvenidos. En mi casa siempre habrá algo rico para compartir con ellos.
No es que yo esté en contra de hacer regalos o recibirlos. Cuando yo era niña, el Viejito siempre me trajo lo que le pedí. Sin embargo, en mi familia, si bien nuestra situación económica siempre ha sido buena (toco madera) la austeridad era algo muy importante. No era egoísmo: es austeridad. Creo que cualquier persona que, como yo, fue niño en los años 80, bajo la férula pinochetista, tiene un sentimiento parecido. En tiempos de crisis económicas, ollas comunes, enormes tasas de desempleo y constantes violaciones a los Derechos Humanos, había también solidaridad. Mis padres, por ejemplo, colaboraban comprando juguetes, alimentos y ropa para los niños a los que el Viejo no les llevaría nada porque sus papás estaban cesantes o presos. Y mucha gente más lo hacía.
Dicen que el libro apropiado en el momento justo es el mejor regalo. |
Además, por esos años, cuando yo recién aprendía a leer, cayó en mis manos un librito de Editorial Quimantú llamado "Regalo de Navidad". Debo haber tenido unos siete años y no lo entendí bien, pero me quedó en la mente el sacrificio enorme de ese matrimonio, donde ambos renuncian a lo más valioso que tienen para poder darle una alegría al otro. Volví a leerlo cuando la dictadura había terminado, pude captar la historia por completo y creo firmemente que si todos leyeran este hermoso cuento, el mundo sería un lugar mejor. Les dejo el link para que reflexionen, y recuerden que la Navidad es una ocasión para compartir con la familia y las personas que uno quiere, y no para gastarse el sueldo o reventar su tarjeta de crédito comprando tonteras. Si sus niños no son consumistas, Ud. no les enseñe a serlo.
Feliz Navidad a todos!!
Ahora sí el link:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/henry/el_regalo_de_los_reyes_magos.htm